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27 de octubre de 2013

Grandes héroes olvidados

Al estilo de la entrada las estatuas de la libertad de París en el que se descubría el origen francés de uno de los mayores símbolos estadounidenses, hoy vengo con otra revelación desconocida para la inmensa mayoría de los mortales que, en este caso, me llena de orgullo patrio: la liberación de París.

Por si alguno lo había olvidado, Francia estuvo ocupada por las fuerzas fascistas alemanas , dejándonos imágenes tan repugnantes como las de la visita de Hitler a los principales emblemas parisinos. Tras cuatro largos años en los que la mayor parte del ejército se había puesto bajo las órdenes del nuevo gobierno favorable a los alemanes y sólo unos cuantos franceses se dispusieran a las órdenes del general Charles de Gaulle, París es liberada por la novena compañia del general Leclerc, conocida como La Nueve.

Para la memoria colectiva del pueblo francés, es el pueblo francés unido quien derrota al enemigo fascista y recupera su república y su "egalité, fraternité, liberté". Cierto es que Charles de Gaulle dirigió las operaciones; cierto también que Leclerc fue quien dio la orden a La Nueve de avanzar desde Ecouche hasta París para liberar la ciudad, pero no es menos cierto que la compañia que la liberó se llamaba La Nueve y no La Neuf. 

Documento original en el que se denomina La Nueve "la compagnie espagnole" Foto: documental "La Nueve: los olvidados de la victoria".

Para poder explicar porqué los primeros militares que llegan a París son españoles hay que remontarse a los últimos coletazos de la guerra provocada por el golpe de estado orquestado por el general Franco en España: gracias a la ayuda de Hitler y su armamento ( principalmente aéreo) los sublevados españoles habían ganado terreno al ejército formado en gran parte por voluntarios de la república democrática española. Vista la pérdida de puntos estratégicos y convertido el "no pasarán" en un "no deberían haber pasado", combatientes, cargos políticos y administrativos de la democracia y civiles simpatizantes del régimen democrático huyen despavoridos hacia el último bastión republicano en busca de un modo de abandonar el país. 

Apenas 48 horas antes de que Franco alcance su objetivo, el último medio disponible para abandonar España es un barco inglés de nombre Stanbrook, que se aleja del puerto de Alicante convertido en una patera gigante y  que deja  a sus espaldas un puerto plagado de gente al que los propios supervivientes llamaron "la ratonera".
El Stanbrook antes de partir Foto: franciscorebollo.blogspot.com

El Stanbrook alcanza la costa de Argelia, por aquel entonces colonia francesa, para comenzar la mayor odisea que un ser humano pueda vivir jamás: tras días de incertidumbre en los que el gobierno francés ignora a los refugiados españoles, las mujeres y los niños son instalados en una antigua cárcel  que hace las veces de campo de refugiados, mientras que los hombres son enviados al desierto a algo bastante más parecido a un campo de concentración, en el que son obligados a trabajar en la construcción de la utópica línea de ferrocarril que debería cruzar el desierto unificando las colonias francesas. Tras años de maltratos, vejaciones y esclavitud, parte de los republicanos sobrevivientes a semejante barbarie se alistan en la legión internacional francesa con la intención de enfrentarse cara a cara con los alemanes que habían propiciado la victoria del fascismo en España y lograr la liberación que tantas veces entonaron en el camino : París- Berlín- Madrid. A ellos se unen aquellos republicanos que habían logrado cruzar los Pirineos a tiempo para formar, en un primer momento, uno de los sectores del ejército menos respetado.

Tal y como contaba hace un par de años uno de los últimos supervivientes: "nosotros no luchábamos por una bandera, como podían hacer los franceses, nosotros luchábamos por un ideal; nosotros luchábamos por la libertad". Y esa lucha de ideales fue decisiva a la hora de reconquistar Francia ya que el ejército francés decidió contar con ellos de forma mucho más participativa y respetuosa, enviando a los soldados de África (donde habían comenzado los ataques del ejército aliado) a Reino Unido, y participando posteriormente en el desembarco de Normandía. Tras pisar tierra continental al fin, el ejército se enfrentará a los alemanes en varias ocasiones, suponiendo la batalla de Ecouche el último gran enfrentamiento antes de la entrada en la capital ( en Ecouche descansan 5 españoles muertos en combate). 

Es en este momento cuando los carros de combate  Madrid, Brunete, Guernica, Guadalajara, Ebro y Teruel, bautizados así en honor de las batallas de la guerra española y Quijote, bautizado así porque en todas partes tenemos que meter a Cervantes, se disponen a realizar los más de 200 km que separan Ecouche de París.

                     

Carros de combate franceses Brunete y Madrid. Foto: documental: "La nueve: los olvidados de la victoria".

Es un 24 de agosto cuando a última hora de la tarde Guadalajara, junto con el teniente Amado Granell Mesado alcanza el Hôtel de Ville (ayuntamiento) y las campanas de toda la ciudad repican para anunciar la victoria al fascismo.



  
Algunas de las placas conmemorativas que se encuentran por París desde la Place d'Italie hasta el Hôtel de Ville desde el año 2004 como reconocimiento "a los republicanos españoles componentes principales de la Colonne Dronne".


Que al día siguiente se cambiase en los periódicos el nombre del carro de combate, que se dijese que habían sido franceses los primeros en entrar, que Francia hiciese oídos sordos a su promesa de liberar Madrid, que los Aliados decidiesen que era mejor mantener a Franco en el poder, que no hubiese un mísero reconocimiento a estos hombres en 50 años y que todavía a día de hoy los franceses no tengan ni idea de que había españoles entre sus filas, son cosas sobre las que la historia debería reflexionar.

Que personas que se vieron obligadas a defender el régimen democrático en el que vivían, que acabaron huyendo despavoridas atónitas ante la política de  no intervención de los países democráticos mientras Hitler los bombardeaba, que vivieran en campos de concentración en el desierto y a la intemperie en invierno en las costas francesas, que a pesar del maltrato sufrido decidieran alistarse para liberar Europa, que continuaran pese a las propias burlas del ejército francés, que estas personas  fueran las primeras  en entrar en París (primer símbolo de la caída del fascismo) y que formaran parte de la destrucción del Nido de Águilas de Hitler es uno de los pocos motivos de orgullo que hoy en día me quedan del país del que vengo.

El presidente François Hollande preside el homenaje a la liberacion de París en 2012 con dos banderas republicanas flanqueando la comitiva. Foto: age-derechos.blogspot.com



Enlaces más que recomendados:

Documental Cautivos en la arena

Documental La nueve: los olvidados de la victoria

Ruta Cervantes La Nueve



1 de julio de 2013

Cine bajo las estrellas.

El programa cultural de este lugar es inabarcable: durante todo el año las exposiciones temporales y colecciones permanentes de incalculable valor salpican los boulevares haussmanianos de París, que ya de por sí son dignos de admiración. Pero parece que con la llegada de la época estival la programación se multiplica como las alergias en primavera.  Esto acaba produciendo una insatisfacción permanente, ya que es imposible acudir a todos los eventos que nos gustaría aunque nos dedicáramos en exclusiva a ello - que no es el caso-. 

Un claro ejemplo de esta "proliferación cultural" lo viví el sábado cuando,  mientras me dirigía a un ciclo de  cine bajo las estrellas que me habían recomendado me topé con unos carteles sobre un festival de cine cuyo fondo era estrellado y que también se desarrollaba durante dicho sábado. De forma casi retórica pregunté a mis acompañantes – ¿es aquí a dónde vamos?- y cuál fue mi sorpresa cuando la respuesta fue no. No, el cartel sobre cine plagado de estrellas no se corresponde con los tres días del ciclo “cine bajo las estrellas”; eso es otra cosa.



Ese cartel que a priori me había engañado se correspondía con el Festival de cine de París y yo me dirigía a Films sous les étoiles en Saint Cloud; cuyo cartel en realidad era este:




Pues bien, Films sous les étoiles es un ciclo de cine que se repite cada año durante estas fechas en el Parque Nacional de Saint Cloud, diseñado por André le Notre -más conocido por diseñar los jardines de Versailles-. Durante los tres días que dura el ciclo se puede disfrutar de unas sesiones maratonianas de cine totalmente gratuitas en un enclave idílico a las afueras de París y en un ambiente de lo más festivo. Gente de todas las edades se reúne alrededor de la pantalla gigante horas antes del comienzo de las proyecciones para disfrutar de un agradable cena. Es necesario llegar con antelación ya que la gente va provista de sacos de dormir, cestitas de pic-nic y, en algunos casos, hasta de mesa y sillas plegables y si te despistas te dejan sin sitio.

 Para todos aquellos que se han apuntado al evento a última hora y no han llevado su "kit de supervivencia a la intemperie" existe la posibilidad de alquilar mantas y cojines Ikea en una carpa instalada al lado de la pantalla y que, viendo como bajaba la temperatura de madrugada, no es de extrañar que recibiera visitas también de aquellos que parecían de lo más equipados a primera hora.

leparisien.fr

La programación fue un poco inestable desde mi punto de vista.: comenzamos con un corto de 6 minutos "Le moine et le poisson" para continuar con Avatar hasta la una de la madrugada, seguida por la peculiar Blow Up que quizás fuera un poco profunda para esas horas ( el público comenzaba a dormirse). El punto y final lo puso Delivrance, un film no del todo adecuado ya que los protagonistas se pasan más de la mitad de la película en el agua y/o pasando frío y... bueno, digamos que la empatía del espectador con la gran pantalla hizo las delicias de la carpa de alquiler de mantas.




Los vigilantes de seguridad no pararon de pasearse en ningún momento entre los asistentes asegurando el control de los grupos de adolescentes que habían bebido más de la cuenta y a los que les era más difícil mantener la boca cerrada, lo cual generaba una gran tranquilidad a los espectadores que nos encontrábamos en medio de un jardín inmenso y a más de 5 minutos de la primera farola.

Pero sin duda hay un detalle que con el que la organización se ganó todo mi respeto: a todos aquellos valientes que habían sobrevivido a la noche completa, una vez deshinchada la pantalla, cuando iban a devolver las mantas y cojines les regalaban un croissant y un café caliente que eran recibidos por los asistentes como agua de mayo. Son estos, los pequeños detalles, los que marcan la diferencia entre una noche de cine al aire libre y un evento de lo más cuidado.





23 de junio de 2013

Village en fête

Este fin de semana han sido las fiestas de la village que me acoge a 20 km de París. Este dato debería pasar totalmente desapercibido en este blog pero finalmente, una vez vivida la experiencia, creo que es una particularidad que debería ser contada.

La tradición manda que el día de la fiesta cuando anochece se vaya a la plaza principal donde a uno lo dotan de una vela, una lámpara de papel y una especie de caña de pescar para colgar la lámpara. Una vez que los vecinos han montado el dispositivo de fiestas (estirar el papel, meter la vela, encender la vela sin quemar el papel, colgar la lámpara sin doblar el papel ni dejar caer la vela... ¡todo un logro!) una banda compuesta por siete mujeres disfrazadas comienza una marcha por las calles del pueblo. Detrás de ellas los vecinos van cantando las canciones que ellas tocan mientras portan el dispositivo de fiestas a modo de iluminación por lo que, vistos en perspectiva lo que parecemos es una marcha de luciérnagas cantarinas. 

Una vez recorridas todas las calles del pueblo se vuelve al punto de encuentro donde se terminará la fiesta a base de fuegos artificiales amenizados con música de ambiente. Lo más curioso de esta actividad ya de por si un tanto bizarre es que las personas mayores (y todos aquellos que por distintos motivos decidieron quedarse en sus casas) salen a las ventanas y a las puertas a saludar y a aplaudir a los miembros de la procesión luminosa.

Lamparillas de papel por las calles de la village
   Por mucho que pregunté nadie supo explicarme muy bien a qué viene esta tradición.



El día posterior a la fiesta se realiza en el pueblo una brocante, es decir, un mercadillo donde cada vecino saca a la puerta las cosas que ya no quiere para deshacerse de ellas por un par de euros. Además se unen a la fiesta los mercaderes habituales, por lo que el contraste entre los distintos puestos es bastante chocante.

Foto: http://www.paysdesaintgalmier.fr

Además de ser una medida de lo más ecológica ( cumple a la perfección regla de las tres R : reducir, reutilizar y reciclar) me parece un método  práctico y económico de adquirir y deshacerse de cosas a bajo precio. Una de las secciones más reclamadas era la infantil: carritos de bebés, cunas, ropa de recién nacidos... son cosas que se usan durante muy poco tiempo y realmente son bastante caras).

Pero lo mejor de este mercadillo estaba por llegar: resulta que los vendedores profesionales que vienen a este tipo de celebraciones muchas veces acaban comprando más de lo que venden. Llegan a primera hora y se hacen con lo mejor de cada vecino para después venderlo en sus tiendas de antigüedades o de segunda mano. Realmente les compensa bastante el cambio porque a menudo se hacen con mercancía para toda la temporada. La gracia está en que, cuando toca recoger y al vendedor profesional se le ha descompensado la balanza entre "venta y compra"  lo que hace es regalar las cosas que no puede volver a cargar. Lo mismo ocurre con gran cantidad de vecinos, que , no queriendo ya lo que estaba a la venta, lo dejan en la calle para que el que quiera se lo lleve y no acumular más trastos en casa.

Cuadro dejado en la calle después de la brocante. Visto desde mi ventana.

Cajas repletas de libros. Otra vista desde mi ventana.

Sin tener yo ni idea de que el sistema funcionaba así, me acerqué al mercado a última hora porque antes había estado lloviendo bastante. El resultado es alucinante: me regalaron un abrigo negro, una camisa, una bandeja de cristal y, bueno, yo realmente no tengo muchas cosas porque mis pertenencias en este país se tienen que reducir a una maleta de mano y una facturada Ryanair, pero no sabéis la pena que me quedó de dejar una mesa de comedor de madera maciza a la lluvia! ( no entiendo porqué seguía allí). Pero en mi casa entraron también varios jarrones cerámicos, una cazadora, un mueble y varios cuadros sin valor artístico pero si muy decorativos. 

Bandeja de cristal decorada.

Yo que ya volvía ojiplátida para casa cargando con más cosas de las que debería, me topo de frente con una empleada de la panadería que me para y me dice que si quiero pan, que lo está regalando y va y me saca de una tremenda caja de frutas dos bolsas llenas de bollitos de pan.  Me había quedado algo disgustada porque en el puesto de crêpes ya no tenían gas y no podían hacer más pero, gracias a la panadera, unas buenas tostadas de pan con nutella me quitaron el antojo!

Pan gratis para toda la semana.

Actualización: he vuelto a salir de casa y me acabo de hacer con una colección de libros en francés: Jules Verne, Umberto Ecco, una enciclopedia de cine del año 1922...


Estante de la librería con las nuevas adquisiciones.



10 de junio de 2013

El Palais de Tokyo. Brilli-Brilli que es lo que vende.

El método de financiación de los centros expositivos se ve sumergido en un continuo debate ya que un correcto mantenimiento y exhibición de las obras de arte requiere una gran inversión por parte de los gobiernos, quienes se afanan en reducir lo máximo posible los presupuestos en cultura. Si bien este problema estaba ya patente en las vacas gordas, dichos debates se han visto incrementados a causa de la crisis estafa que vivimos en la actualidad.

Es bien sabido por todos que cada vez el aspecto comercial cobra una mayor importancia en las salas de museos más importantes del mundo. No hace falta más que pasarse por cualquiera de estos centros para comprobar lo cuidadosamente programada que está la zona de salida para que tengamos que toparnos con alguna tienda de souvenirs – si es que no nos las vamos encontrando entre sala y sala-. Uno de los casos más descarados a este respecto lo representa el Museo del Louvre, al cual se puede acceder directamente desde un centro comercial, el Carrousel du Louvre, donde la cola de espera se ameniza entre Starbucks y Apple Store.

Imagen de la zona de acceso al Museo del Louvre desde el Carrousel con tienda de Apple a la izquierda. Foto:  carrouseldulouvre.com

 En la actualidad existe además lo que yo considero un problema de definiciones y separación entre los aspectos culturales de la vida y los de ocio, entretenimiento y espectáculo, que no tienen porqué conllevar una actividad cultural. Un totum revolutum que no nos permite diferenciar – siempre hablando en términos de sociedad- lo que puede ser, por ejemplo, una obra del séptimo arte de un producto visual realizado para pasar el rato sin ningún mérito artístico. Para centrarnos algo más en los aspectos que nos conciernen, valdría la comparativa entre  una exposición artística y una muestra realizada con fines comerciales sin apenas valor cultural - pero que se vende como tal-. Parece que en este momento la diferenciación en este segundo caso es tan simple como – si está expuesto en un museo es arte, si está en un centro comercial es para comprar-. Pero, ¿qué pasa cuando los límites entre uno y otro se encuentran difuminados?

Parece que en esta tendencia de límite dudoso entre exposición y escaparate es el Palais de Tokyo quien se presenta como el mayor exponente de esta tipología en París.

El Palacio de Tokyo es un centro expositivo de gran importancia en Francia. El hecho de que no sea muy conocido entre el turista fugaz se debe sin duda alguna al aura de antigüedad que desprende la ciudad y que hace que prevalezcan en la visita museos con más carga histórica que este centro tan actual. Además de albergar en una de sus alas el Museé d'art moderne de Paris, cuenta también con un gran restaurante y un centro de creación contemporánea.

El hecho concreto que me llevó a esta reflexión se produjo la pasada semana, cuando durante 48 horas coincidieron en el Palais dos muestras gratuitas en un recinto en el que, por norma general, la entrada cuesta unos 10 euros. Una de las exposiciones llegaba a su punto y final tras un mes en escena; se trataba de Nº5 Culture Chanel. Un título claro, conciso y sin lugar a equivocación. Por otro lado se realizó una exclusiva muestra durante un par de días con el título Reflections basada en el mundo de la joyería.

Piezas de la muestra Reflections del Palais de Tokyo.


Cualquiera de las dos exposiciones podría llegar a resultar de un gran interés cultural si no hubieran compartido espacio y tiempo. Es ese el factor principal que hizo que me sintiera como si estuviera paseando entre las vitrinas de las Galleries Laffayette más que por un centro de arte contemporáneo.
Puede que también influyera cómo se presentaba al público la muestra, tan encaminada a la venta que dejaba a un lado al visitante solamente interesado en contemplar las piezas por su valor “artístico”, llegando a provocar una sensación de “fuera de lugar” en aquellas personas no interesadas en la compra de joyería.

Expositor con piezas de joyería en el Palais de Tokyo .

No digo que este tipo de muestras no sean interesantes ni mucho menos; de hecho reflejan una parte de la sociedad parisina con la que hasta este momento no había tenido el placer de coincidir. Quizás la distribución no fuera la más apropiada para no hacernos sentir dentro de una de las incontables joyerías de la ciudad - cuya única diferencia eran los señores de negro de la entrada que se encargaban de contar el número de visitantes-.
Fragmento del catálogo de la muestra Reflections con las piezas y su precio (mediante código de colores) de entre 250 y 55000 euros.

Existen en París otras instalaciones más apropiadas para este tipo de eventos, por lo que cabe preguntar ¿hasta qué punto interesa y compensa unir el nombre de una institución de renombrado prestigio en el mundo del arte contemporáneo francés a este tipo de muestras? ¿a quién beneficia más? ¿se producirá un incremento de las ventas al ligar las joyas al Palais de Tokyo?


Audrey Tautou y Vanessa Paradis en la inauguración de la  exposición sobre Chanel.

Como anécdota indicar que en mis 40 inútiles minutos de esperar para conocer los entresijos chanelianos tuve el placer de coincidir con la versión francesa de Carrie Bradshaw y una de sus amigas. El parecido físico entre ambas Carries era considerable, con melena rubia leonina incluida y look cool para la expo (me pregunto si el parecido seria buscado); pero sin duda lo que más me llamó la atención fue la similitud de la vida sentimental de ambas – que la Carrie francesa contaba pormenorizadamente y sin un mínimo de discreción a su amiga-. Me pregunto si este parecido no sería también buscado..



28 de mayo de 2013

Eileen Gray en el Pompidou

Por primera vez en Francia se le dedica una retrospectiva a esta mujer todo terreno. Nacida en Irlanda en 1878 forma también parte de la cultura francesa ya que fue en París donde desarrolló su actividad una vez consagrada.

Cartel de la exposición. Foto: franceculture.fr

Arquitectura, trabajo en laca, diseño de tapices y diseño de muebles son las actividades más reconocidas de una mujer adelantada a su tiempo que supo extraer lo mejor de cada una de las personas de las que se rodeaba. En parte es a ella a quien debemos la introducción de técnicas de lacado y diseños propios de Asia, así como algunas de las piezas de mobiliario más "míticas" del siglo XX.


Diseños de tapices.

Personalmente admiro el carácter práctico de sus piezas ya que un diseño sin funcionalidad no es un diseño bien hecho y en cada uno de sus muebles se aprecia, siempre desde una perspectiva bastante minimalista, un evidente esfuerzo por armonizar plasticidad y utilidad en la obra. De este modo nacen sus mesas regulables, muebles con cajones con variopintas formas de apertura e infinidad de piezas con gran capacidad de adaptación al momento y el lugar en el que se ubiquen.  Estoy segura de que el propietario de Ikea se tiene fijado más de una vez en el estilo de esta mujer para crear nuevos muebles ( y parece que no soy la única que lo piensa ).

Mobiliario.


Afortunadamente en esta exposición existía la posibilidad de apreciar una pieza y a su vez el contexto para el que había sido creada, como es el caso de una preciosa mesa lacada. Quizás sea la descontextualización de las obras una de las principales tareas pendientes de las exposiciones así que, aunque sólo sea por una vez ¡chapó!

Mesa lacada.

Ubicación original de la mesa lacada.


Para una primera aproximación a la obra de Eileen Gray la exposición no está mal porque se puede apreciar el carácter multidisciplinar de su obra. Sin embargo, para tratarse de la primera "gran retrospectiva francesa de la artista" considero que el nombre se le quedaba un poco grande.

 Video presentación de la exposición

Para finalizar la exposición una escena que resulta reamente entrañable: una mujer de 94 años, sentada en su mesa de trabajo, con escuadra y cartabón delante, narrando, como cualquier otra abuela, sus experiencias en la vida. Pese a que lo he intentado no he logrado localizar ese vídeo in internet. Espero hacerlo algún día y  colgarlo aquí para que todo aquel que lo desee lo pueda disfrutar.


Original lámpara.


Enlaces de interés:

http://www.patriciaoreilly.net/html/eileen_gray.html

Página oficial del centro Pompidou y su espacio dedicado a Eileen Gray

19 de mayo de 2013

No hay dos sin tres. Las mil y una noches: la exposición.

Parece que, tras varios intentos hoy sí  que vamos a poder acceder a la exposición. Creedme, la espera mereció la pena, porque lo que hay dentro es digno de unas cuantas entradas más de blog (que no haré, lo prometo, en la próxima cambio de tema).

El primer detalle que me llamó la atención fue la amabilidad de todos los empleados del edificio. Y es destacable precisamente porque nos encontramos en París, donde este tipo de conductas suelen brillar por su ausencia. Como anécdota os indicaré que ya en taquilla recibí un trato personal que jamás podría haber recibido en otro museos; y es que, simplemente por le hecho de acudir en el día mi cumpleaños me regalaron la entrada. Todos los responsables de salvaguardar las salas eran extremadamente amables y dentro de sus posibilidades los vi predispuestos a ayudar al visitante por iniciativa propia, sin necesidad de que el visitante perdido fuera a pedirles auxilio antes. 

El segundo motivo de sorpresa fue el agradable olor del edificio. Si alguien ha estado un día de calor en determinadas salas  con gran afluencia (y no doy nombres) podrá comprender a qué me refiero. Sin embargo, durante todo el recorrido nos acompañaba un sutil aroma floral que además no parecía químico; un agradable perfume que favorecía todavía más el traslado al maravilloso mundo de Las Mil y una Noches. Nunca sabré si este olor era una parte real de la exposición o si simplemente en el Instituto del Mundo Árabe usan un fregasuelos que ya quisiéramos muchos en casa. Personalmente prefiero pensar que formaba parte de la exposición, porque a veces la magia de las cosas también depende de los ojos con los que se vean.

Bueno, una vez nos han regalado la entrada, hemos sido saludados con una sonrisa y hemos percibido un agradable olor floral, entramos finalmente en la primera de las salas; es decir, en la más absoluta oscuridad. Cuando nuestros ojos se acostumbran y reconocen el espacio nos damos cuenta de que lo que pretenden es recrear la noche. Es entonces en medio de la noche donde encontramos pequeñas pinceladas lumínicas en las que se disponen los restos escritos más antiguos de Las Mil y una Noches y los primeros ejemplares e ilustraciones realizados para sus traducciones al español, inglés y por supuesto francés.


Primera de las salas de la exposición vista desde el final.


Terminada esta primera planta que de mágica tiene mucho pero de práctica más bien poco (de hecho entregaban linternas a personas con problemas de visión para que pudieran guiarse), ascendemos a un segundo piso en el que nos introduce la siguiente inscripción:

Cita con la que se nos introduce en la segunda de las plantas.
Allí se encuentra una primera sala circular oscura y estrellada, muy similar a un planetario en escala reducida, en la que, sobre todo los más pequeños de la casa disfrutan viendo y escuchando fragmentos de la obra. Es destacable que cada sala se adecua magníficamente al tema que se trata en su interior: tras la noche que nos introduce pasamos a un hogar flanqueado por un arco de herradura; la zona que trata la guerra es de color rojo y su decoración son hachas de guerra mientras que la estancia que trata los temas marítimos de Las Mil y una Noches es azul y alargada. Quizás el espacio menos logrado sea el de la cueva de Alí Babá, que si bien tiene mucho mérito ,a mi personalmente me hizo adentrarme en un mundo más espacial y futurista que lo que se pretendía en un primer momento.  

Pero además de esta recreación de los espacios tratados, mientras traspasamos cada una de las salas disfrutamos de una de las noches de Scherezade en la que cuenta una de las historias correspondientes a la temática de la sala.



Sala en la que se muestran elementos costumbristas relacionados con Las Mil y una Noches.


Cuentos de guerra en Las Mil y una Noches.

En cuanto al material expuesto nos encontramos desde piezas de la antigüedad como pequeñas figurillas mesopotámicas hasta los utensilios propios de un hogar musulmán. Hay gran cantidad de piezas de joyería y en todo el recorrido se le presta una especial atención a las recreaciones que de Las Mil y una Noches se han realizado en escultura, pintura, teatro, ópera y cine.


Marioneta de comienzos del siglo XX.


Vestuario masculino para una de las óperas de la primera mitad del siglo XX.


Queda claro que desde la cultura árabe se sigue apreciando el papel de Scherezade porque es sin duda la protagonista indiscutible de la exposición, y es que es un personaje que ha calado hondo en la cultura occidental, derrochando erotismo y sensualidad.


Ida Rubinstein en el ballet de Scherezade, Jacques- Emile Blanche, 1911.

No cabe ninguna duda que para todos los que la hemos asistido ha sido un verdadero placer para casi todos los sentidos...¿faltaría un pastelillo típico al final? Queda claro que el sentido del gusto en las exposiciones es un objetivo difícil de alcanzar.

Os dejo con el comienzo de  Las Aventuras del Príncipe Achmed, de Lotte Reigner (1926).


Enlaces de interés:



28 de abril de 2013

Las Mil y Una Noches; la historia


Las mil y una noches constituyen sin duda alguna uno de los elementos de la cultura árabe que se ha introducido con mayor facilidad en el imaginario colectivo occidental. Digo esto porque no hay persona que en su infancia no haya oído hablar de  Simbad el Marino o Alí Babá y los cuarenta ladrones y, desde luego, no existe un solo niño en todo Occidente que no haya dedicado al menos cinco minutos de su vida a Aladdín y la princesa Jasmine.

Pero más allá de los cuentos infantiles que se han extraído de Las mil y una noches, esta obra constituye uno de los mayores legados de la cultura oriental. Como todas las grandes obras de la antigüedad  Las mil y una noches comenzaron siendo historias de transmisión oral que en un momento dado se pusieron por escrito. De hecho, tal y como sucede en las demás – La Odisea, la Biblia...- , en ella encontramos también  referencias que eluden claramente a  historias narradas y, posteriormente puestas por escrito en las otras grandes civilizaciones de la Antigüedad. Así, tal y como el Poema de Gilgamesh mesopotámico se puede ver reflejado en La Biblia, el gigante del que Simbad el Marino se escapa tras clavarle una estaca su único ojo recuerda sutilmente a un cíclope llamado Polifemo del que un tal Ulises se libra exactamente gracias a la misma técnica.

Ulises y sus amigos clavándole una estaca al cíclope. Museo Nacional de Villa Giuglia. Foto: arqueologiaenmijardin.blogspot



Pero no todo son similitudes con los grandes clásicos de la Antigüedad ya que, pese a lo que acontece en los otros libros, Las mil y una noches se continuaron escribiendo hasta hace relativamente poco tiempo.  Por ello a día de hoy los estudiosos todavía no tienen del todo claro cuántos eran los cuentos que conformaban las primigenias mil y una noches, ni cuántos son en total o cuáles son los "originales". Las versiones son muchas y muy diversas, por lo que es probable que nunca se llegue a un acuerdo total.  En parte esta peculiaridad hace que la obra sea todavía más enriquecedora, pues no solo refleja la tradición narrativa más antigua, sino que también incluye bastantes pasajes originarios de la Edad Media e incluso épocas posteriores, por lo que resulta útil incluso para analizar la evolución de diversos aspectos culturales del mundo oriental. Personalmente pienso precisamente en eso radica parte del encanto de Las mil y una noches; en la idea de la historia infinita, la transmisión cultural que pervive y continúa retroalimentando su leyenda con más historias, mas cuentos, mas noches, más ingenio para salvar la vida... más magia.

Para aquellos no iniciados en el maravilloso mundo de Las mil y una noches – algo imperdonable-, diré que cuentan la historia del sultán Sharhiar quien, tras haber sido traicionado por su primera esposa, decidió contraer matrimonio cada día con una nueva doncella a la que decapitaba la mañana después del matrimonio, una vez que esta había sido desflorada. Un día, Scherezade, la hija de un hombre importante en el reino, decidió enfrentarse al sultán, ofreciéndose voluntaria para contraer matrimonio él. Antes del amanecer, momento en el que debería llegar su fin, la joven pidió al sultán un último deseo: despedirse de su querida hermana. Sharhiar, quien accedió a la petición, asistió a la despedida en la que Scherezade comenzó a contarle una historia a su hermana que todavía no había terminado cuando les sorprendió el amanecer. El sultán, intrigado, perdonó temporalmente la vida a la mujer con el deseo de oír la continuación de la historia la noche siguiente. Así, narrando pequeñas historias nocturnas que se entrelazaban entre sí,  Scherezade logró contentar al sultán y mantenerse con vida hasta el día en que,mil y una noches después y ya con hijos de por medio, el sultán había perdido todo interés por matarla a ella o a cualquier otra persona.

En la actualidad existen colectivos feministas que critican fuertemente la figura de Scherezade y la imagen que da de la mujer (entonces mejor ni hablamos de la imagen que el sultán Sharhiar da del hombre). Personalmente no considero que este personaje tenga connotaciones negativas; me parece simplemente una persona que, gracias a su ingenio, logra detener una masacre en el reino sin necesidad de violencia alguna ni confrontaciones directas. En cuanto al papel de la mujer y la sociedad en el conjunto de Las mil y una noches, en ocasiones considero que reflejan una sociedad mucho más libre que en la actualidad, con personajes e historias cargadas de un erotismo actualmente impensable. De hecho, una de las ediciones más recientes de la historia ( El Cairo, 1985) causó un gran revuelo, llegando a considerarse inmoral y anti-islámica. Este hecho, a mi entender, refleja un retroceso en los derechos de la mujer en el mundo árabe y un prohibicionismo y tabú sobre el erotismo y la sexualidad que no siempre estuvo presente en su cultura.



Cartel de la exposición en el Institut du Monde Arabe. Representación de un ballet de 1913 en el que se refleja la sensualidad de Las mil y una noches. Foto: imarabe.org


Independientemente de la situación actual, Las mil y una noches representan la cara amable de un legado cultural con miles de años de antigüedad. Su origen se remonta a la tradición persa de países como Irán e Irak pero poco a poco sus dominios se fueron ampliando llegando a contener historias que acontecen en países como China, India  y Egipto en la zona más occidental para constituir finalmente la historia total del mundo árabe. Pese a su origen milenario, los primeros restos que se conservan  por escrito datan de la Edad Media; atribuyéndosele al narrador de cuentos Abu abd-Allah la primera compilación de la historia allá por el siglo IX d.C.



Diosa mesopotámica Isthar. Relacionada con el comienzo de la transmisión oral de Las mil y una noches. Briths Museum. Foto: wikipedia.org




No será hasta casi mil años después cuando tengamos constancia del conocimiento de su existencia en Occidente. El “culpable" será Antoine Galland quien, realiza una traducción en 12 tomos de una versión reducida de Las mil y una noches y que se publicará entre los años 1704 y 1705. En esta primera versión edulcorada no aparecerán la mayor parte de las escenas eróticas de la historia, por lo que tendremos que esperar hasta la versión inglesa realizada por Richard Francis Burton para hacernos una idea de cómo era en origen la obra, ya que Burton  se regocija en los aspectos más eróticos de la misma.

Estamos a principios del siglo XIX y podemos decir sin ninguna duda que "el mal ya estaba hecho": Las mil y una noches habían contribuido a enfatizar el interés que las clases altas mostraban por Oriente. Las tradiciones, las telas, los colores, la música, las comidas... artistas de todas las índoles bebían ya de esta fuente para realizar sus obras...desde Goethe Allan Poe hasta Gauguin y el balletu ruso, nunca en la historia había estado tan de moda el mundo oriental en Occidente.  Y es que Oriente representa lo desconocido; un mundo cargado de placeres para todos los sentidos: desde la importancia de los olores a la intensidad de los colores de sus tejidos, toda la tradición oriental resultará irresistible a una parte de la sociedad europea.

De todo ello hablaré el próximo (y último) día basándome en la retrospectiva realizada por el Instituto del Mundo Árabe.  Serán tres actualizaciones seguidas, pero podrían ser muchas más (sobre todo en un blog que debe su nombre a dichas historias y que pretende transmitir la misma idea de historia entrelazada) porque Las mil y una noches son un universo tan fascinante e inabarcable que parece que jamás vamos a conseguir traspasar la puerta de entrada.


Puerta de entrada a la exposición.



Prometido, el próximo día entramos.




19 de abril de 2013

El instituto del Mundo Árabe

A comienzos de los años 80 el estado francés acordó, junto con una veintena de países árabes, la creación de una institución cultural en París cuyo objetivo sería el de acercar la cultura y la tradición árabe a Occidente.

Ya a finales de la década se inaugura, en el quinto distrito de París, no lejos del Sena y Notre Dame, la sede de la institución. El diseño es obra de Jean Nouvel, autor de edificios como la Torre Agbar de Barcelona o la ampliación del Reina Sofía en Madrid ( por quedarnos en España).

Torre Agbar, Jean Nouvel, Barcelona. Foto: Wikipedia.

Arquitectónicamente se trata de un edificio de gran prestigio a nivel internacional. Un poco como había pasado con el Pompidou anteriormente, el instituto del mundo árabe parece que revitaliza la zona en la que se construye y, sobre todo, ilumina el barrio, ya que se trata de un conjunto amplio, claro, con grandes espacios que aporta una sensación lumínica a toda la zona (que por lo demás es bastante gris).  Además, las fachadas del edificio se ornamentan con símbolos fácilmente extrapolables a la tradición árabe; enlazando así Oriente y Occidente a sólo unos pasos del Sena.

Entrada a la plaza en la que se encuentra el Instituto del Mundo Árabe.

Una de las fachadas del edificio obra de Jean Nouvel.

En cuanto a las actividades que se desarrollan en su interior, el Instituto del Mundo Árabe, cuenta con una agenda de lo más completa entre ciclos, conciertos, conferencias, exposiciones, cursos de idiomas, etc, teniendo, para prácticamente todo tipo de actividad, un programa dirigido a adultos y otro a los más pequeños de la casa (cosa que a veces se echa en falta en los principales museos de la ciudad). En cuanto a sus instalaciones, el interior del edificio se compone de una gran biblioteca, aulas, grandes salas para exposiciones y conferencias y, como no podía ser de otra manera, una zona con cafetería-restaurante  y una tienda.

 Además, el Instituto del Mundo Árabe también cuenta con un servicio de publicaciones en el que se intercambian conocimientos occidentales y orientales y una  página web  realmente útil y elaborada.


Pues bien, con motivo de su 25 aniversario, el Instituto del Mundo Árabe organizó una exposición de esas que se recuerdan con el tiempo (como todas últimamente en París) bajo el título Las Mil y una noches. Pero eso es algo de lo que hablaré en mi próxima actualización; hoy nos quedaremos a unos pasos de la entrada.

Entrada a la exposición de Las Mil y una Noches. Institut du  Monde Arabe.

10 de abril de 2013

No nos vamos, nos echan


Este domingo se celebró en París, al igual que en muchas otras ciudades del mundo, una manifestación bajo el lema "no nos vamos, nos echan". Con estas concentraciones se pretendía responder a la Secretaria General de Inmigración, Marina Corral, quien afirmó que los jóvenes españoles emigramos por nuestro “espíritu aventurero”. Pues no, señora Corral, no es así. Probablemente los que abandonan su país sean los más “echados pa'alante” pero eso no quita que el motivo principal sea la precariedad laboral y los harapos en los que gente como usted está convirtiendo lo que antes era una sociedad medianamente democrática con unos engranajes que, aunque a veces a las trancas, al menos se mantenían en movimiento. Ahora la máquina está parada o, lo que es peor, se ha puesto a funcionar pero en dirección contraria: menos sanidad, menos educación, menos empleo, menos libertados, menos de todo salvo tensión, angustia, frustración...porque ya no es sólo que estemos siendo títeres en esta estafa global consentida por gobiernos de medio mundo; es que gente como usted y los suyos la están utilizando descaradamente para hacer retroceder el estado de bienestar que habíamos alcanzado. El caso es que mientras ustedes aniquilan con toda la desfachatez del mundo un país muchos jóvenes han decidido hacer las maletas y buscarse la vida en otros lugares del planeta. No somos Indiana Jones; somos simples personas que no nos resignamos a convertirnos en una generación perdida gracias a su ineptitud.

Aunque no lo parezca al leer el párrafo anterior, yo simplemente quería describir la jornada del domingo en Trocadero, uno de los lugares más turísticos de París en el que se decidió realizar la concentración parisina para responder al cinismo gubernamental. La convocatoria era a las 16.30 y, quien pudiera debía acudir con una maleta para escenificar el abandono de España en busca de un futuro mejor. Una vez allí se nos colocaba un ticket de facturación expresamente creado para la ocasión y, quien quisiera (y no lo llevara de casa) podía ponerse un cartel informando de su edad, su profesión y los motivos que le han llevado a abandonar su país. En TODOS los casos los portadores de los carteles menores de treinta años tenían una carrera universitaria y la media de idiomas hablados fluidamente era de unos tres. Vamos, gente con estudios e idiomas que no puede aspirar ni al peor de los trabajos en su país de origen.


La explanada de Trocadéro minutos antes de que comenzara la concentración.


Pancarta con el lema "Que se vayan ellos".


Trocadéro durante la concentración.


El lugar de encuentro una hora después de la convocatoria.

La hora que duró más o menos la concentración se amenizó con música variada de carácter reivindicativo acompañada por rudimentarias maracas de pasta Carrefour y botellas de plástico. Tras escenificar la debacle del pueblo español tirándonos al suelo al oír la palabra crisis y recibir a aquellos que llegaran acompañados de maletas, quien quisiera tenía la oportunidad de explicar su historia megáfono en mano. Finalmente se leyó en tres idiomas el manifiesto creado para la ocasión.



                       
                            Facturación de maletas.
             
                Facturación de maletas.


 Por aquel entonces ya habían sido cientos los parisinos y turistas que se habían acercado para preguntar qué sucedía, para apoyar la causa o simplemente para desearnos suerte en nuestra aventura (nótese la ironía).

Manifiesto de Juventud Sin Futuro (mala calidad)


El éxito fue rotundo y el mensaje quedó claro, por si alguien todavía lo dudaba. No nos fuimos, nos echaron.