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24 de marzo de 2014

Los Monuments Men.

Volvemos a la carga tras haber asumido que mi vida actual no me permitirá el lujo de escribir ni tan siquiera una vez a la semana de un modo constante, pero con la clara intención de hacerlo cuando sea posible y para contar, esta vez desde casiña, cosas que puedan resultar interesantes (o al menos que a mi me lo parezcan). Aunque también estoy viendo que viviré bastante de flash backs, ya que ejercitar la memoria es un deporte muy sano que además sirve para programar el futuro.

Pero hoy no vamos a mirar al pasado sino a hablar sobre una de las películas que se han estrenado en lo que llevamos de 2014 y que ha generado un poco de controversia durante su promoción: The Monuments Men.

Póster de la Película. Foto: filmaffinity.com

Como todos a estas alturas sabréis, se trata de una película dirigida por George Clooney y protagonizada por él mismo junto a un elenco nada desdeñable: Matt Damon, Bill Murray, Cate Blanchett...

La película, basada en hechos reales, cuenta la historia de los Monuments Men: un grupo de hombres poco dotados para el arte de la guerra pero con grandes conocimientos de bellas artes. Estos hombres fueron reclutados con la intención de evitar que grandes obras de la arquitectura fueran destruidas durante la guerra (tal y como estaba sucediendo) y para analizar el “estado de la cuestión” in situ. Viendo cómo se iban desarrollando los acontecimientos, su misión final fue la de, por una parte impedir que Hitler se hiciese con las principales obras del Patrimonio Mundial para crear su propio museo en la capital de su gran imperio nazi y por otra evitar que destruyese todas las obras que no pudo usurpar durante su retirada. Ya de paso intentaron recuperar el mayor número posible de piezas “heredadas” de los judíos a los que mataban en la cámara de gas, quienes poseían las principales colecciones privadas del mundo. Fue esta última misión la que quizás les resultó más difícil ya que, por todos es sabido que a día de hoy existen museos y colecciones privadas forjadas con las piezas que Hitler desechó (y que no quemó, que ese es otro tema). No voy a meterme en el mundo de las colecciones surgidas a partir del nazismo socialmente aceptadas, pero sí que destacaré que este es un tema al que todavía no se le puede ar carpetazo. De hecho, no hace mucho que se descubrió una gran colección de obras de aquel momento.

Imagen real de la recuperación de un Autorretrato de Rembrandt e imagen de la película. Fuente: historyvshollywood.com

El porqué dedicar esfuerzos a esta labor mientras cientos de personas están muriendo en el campo de batalla y Europa se encuentra patas arriba es algo que Clooney explica mientras charla con sus colegas antes de ponerse manos a la obra. No he logrado conseguir el fragmento para poneros aquí, pero que dice algo así (no es literal, que mi memoria no es tan buena):

Con tanta gente muriendo ¿a quién le importa el arte?. Se equivocan, eso es por lo que luchamos, por nuestra cultura y nuestro estilo de vida. Pueden acabar con toda una generación pero un pueblo podría rehacerse, pero si a ese pueblo le quitas sus obras, su historia, sería como si nunca hubiera existido. Eso es lo que pretende Hitler y es lo que no podemos permitir”.“Esta es nuestra historia y nadie debe robarla ni destruirla

Por otro lado, hay que señalar que la película pasará a a historia sin pena ni gloria ya que, más allá de lo interesante del tema que trata no tiene nada de especial con respecto a cualquier otra de las muchas películas sobre aliados y nazis que hayamos podido ver. Sin embargo hay que destacar que durante su promoción intentaron hacer bastante ruido, posando con los supervivientes de  los auténticos Monuments Men y con una de las obras cumbres de la historia: La última cena. ¿Era necesaria la foto? Desde luego que no ¿mantiene los principios defendidos en la película? Tampoco. ¿Me parece bien que el estado italiano haga negocio permitiendo que determinados personajes, tras desembolsar una suculenta cantidad de dinero puedan disponer a sus anchas de La Última Cena cuando el común de los mortales tenemos que reservar antes la fecha para visitar la obra que el propio avión de Ryanair que nos llevará a Milán? La duda ofende.

El elenco ante La Última Cena de Leonardo da Vinci en Milán. Foto: peru21.pe

Pero no todo en la película y su promoción es malo. Gracias a la publicidad dada sobre el tema se realizó un documental/promo para National Geographic y una exposición en el Archives of American Art de Wahington . Además, gracias a ellos el tema salió en los principales medios de comunicación mundiales, llegando algunos a realizar una pequeña investigación sobre los verdaderos Monuments Men y su labor. 


                                    Documental: Los verdaderos Monuments Men.


Para saber más:

Al alcance de todos: PDF con el Entartete Kunst o “Arte degenerado”: Inventario de obras de arte contemporáneo que Hitler no aprobaba y cuyo destino era la hoguera.




27 de octubre de 2013

Grandes héroes olvidados

Al estilo de la entrada las estatuas de la libertad de París en el que se descubría el origen francés de uno de los mayores símbolos estadounidenses, hoy vengo con otra revelación desconocida para la inmensa mayoría de los mortales que, en este caso, me llena de orgullo patrio: la liberación de París.

Por si alguno lo había olvidado, Francia estuvo ocupada por las fuerzas fascistas alemanas , dejándonos imágenes tan repugnantes como las de la visita de Hitler a los principales emblemas parisinos. Tras cuatro largos años en los que la mayor parte del ejército se había puesto bajo las órdenes del nuevo gobierno favorable a los alemanes y sólo unos cuantos franceses se dispusieran a las órdenes del general Charles de Gaulle, París es liberada por la novena compañia del general Leclerc, conocida como La Nueve.

Para la memoria colectiva del pueblo francés, es el pueblo francés unido quien derrota al enemigo fascista y recupera su república y su "egalité, fraternité, liberté". Cierto es que Charles de Gaulle dirigió las operaciones; cierto también que Leclerc fue quien dio la orden a La Nueve de avanzar desde Ecouche hasta París para liberar la ciudad, pero no es menos cierto que la compañia que la liberó se llamaba La Nueve y no La Neuf. 

Documento original en el que se denomina La Nueve "la compagnie espagnole" Foto: documental "La Nueve: los olvidados de la victoria".

Para poder explicar porqué los primeros militares que llegan a París son españoles hay que remontarse a los últimos coletazos de la guerra provocada por el golpe de estado orquestado por el general Franco en España: gracias a la ayuda de Hitler y su armamento ( principalmente aéreo) los sublevados españoles habían ganado terreno al ejército formado en gran parte por voluntarios de la república democrática española. Vista la pérdida de puntos estratégicos y convertido el "no pasarán" en un "no deberían haber pasado", combatientes, cargos políticos y administrativos de la democracia y civiles simpatizantes del régimen democrático huyen despavoridos hacia el último bastión republicano en busca de un modo de abandonar el país. 

Apenas 48 horas antes de que Franco alcance su objetivo, el último medio disponible para abandonar España es un barco inglés de nombre Stanbrook, que se aleja del puerto de Alicante convertido en una patera gigante y  que deja  a sus espaldas un puerto plagado de gente al que los propios supervivientes llamaron "la ratonera".
El Stanbrook antes de partir Foto: franciscorebollo.blogspot.com

El Stanbrook alcanza la costa de Argelia, por aquel entonces colonia francesa, para comenzar la mayor odisea que un ser humano pueda vivir jamás: tras días de incertidumbre en los que el gobierno francés ignora a los refugiados españoles, las mujeres y los niños son instalados en una antigua cárcel  que hace las veces de campo de refugiados, mientras que los hombres son enviados al desierto a algo bastante más parecido a un campo de concentración, en el que son obligados a trabajar en la construcción de la utópica línea de ferrocarril que debería cruzar el desierto unificando las colonias francesas. Tras años de maltratos, vejaciones y esclavitud, parte de los republicanos sobrevivientes a semejante barbarie se alistan en la legión internacional francesa con la intención de enfrentarse cara a cara con los alemanes que habían propiciado la victoria del fascismo en España y lograr la liberación que tantas veces entonaron en el camino : París- Berlín- Madrid. A ellos se unen aquellos republicanos que habían logrado cruzar los Pirineos a tiempo para formar, en un primer momento, uno de los sectores del ejército menos respetado.

Tal y como contaba hace un par de años uno de los últimos supervivientes: "nosotros no luchábamos por una bandera, como podían hacer los franceses, nosotros luchábamos por un ideal; nosotros luchábamos por la libertad". Y esa lucha de ideales fue decisiva a la hora de reconquistar Francia ya que el ejército francés decidió contar con ellos de forma mucho más participativa y respetuosa, enviando a los soldados de África (donde habían comenzado los ataques del ejército aliado) a Reino Unido, y participando posteriormente en el desembarco de Normandía. Tras pisar tierra continental al fin, el ejército se enfrentará a los alemanes en varias ocasiones, suponiendo la batalla de Ecouche el último gran enfrentamiento antes de la entrada en la capital ( en Ecouche descansan 5 españoles muertos en combate). 

Es en este momento cuando los carros de combate  Madrid, Brunete, Guernica, Guadalajara, Ebro y Teruel, bautizados así en honor de las batallas de la guerra española y Quijote, bautizado así porque en todas partes tenemos que meter a Cervantes, se disponen a realizar los más de 200 km que separan Ecouche de París.

                     

Carros de combate franceses Brunete y Madrid. Foto: documental: "La nueve: los olvidados de la victoria".

Es un 24 de agosto cuando a última hora de la tarde Guadalajara, junto con el teniente Amado Granell Mesado alcanza el Hôtel de Ville (ayuntamiento) y las campanas de toda la ciudad repican para anunciar la victoria al fascismo.



  
Algunas de las placas conmemorativas que se encuentran por París desde la Place d'Italie hasta el Hôtel de Ville desde el año 2004 como reconocimiento "a los republicanos españoles componentes principales de la Colonne Dronne".


Que al día siguiente se cambiase en los periódicos el nombre del carro de combate, que se dijese que habían sido franceses los primeros en entrar, que Francia hiciese oídos sordos a su promesa de liberar Madrid, que los Aliados decidiesen que era mejor mantener a Franco en el poder, que no hubiese un mísero reconocimiento a estos hombres en 50 años y que todavía a día de hoy los franceses no tengan ni idea de que había españoles entre sus filas, son cosas sobre las que la historia debería reflexionar.

Que personas que se vieron obligadas a defender el régimen democrático en el que vivían, que acabaron huyendo despavoridas atónitas ante la política de  no intervención de los países democráticos mientras Hitler los bombardeaba, que vivieran en campos de concentración en el desierto y a la intemperie en invierno en las costas francesas, que a pesar del maltrato sufrido decidieran alistarse para liberar Europa, que continuaran pese a las propias burlas del ejército francés, que estas personas  fueran las primeras  en entrar en París (primer símbolo de la caída del fascismo) y que formaran parte de la destrucción del Nido de Águilas de Hitler es uno de los pocos motivos de orgullo que hoy en día me quedan del país del que vengo.

El presidente François Hollande preside el homenaje a la liberacion de París en 2012 con dos banderas republicanas flanqueando la comitiva. Foto: age-derechos.blogspot.com



Enlaces más que recomendados:

Documental Cautivos en la arena

Documental La nueve: los olvidados de la victoria

Ruta Cervantes La Nueve



1 de julio de 2013

Cine bajo las estrellas.

El programa cultural de este lugar es inabarcable: durante todo el año las exposiciones temporales y colecciones permanentes de incalculable valor salpican los boulevares haussmanianos de París, que ya de por sí son dignos de admiración. Pero parece que con la llegada de la época estival la programación se multiplica como las alergias en primavera.  Esto acaba produciendo una insatisfacción permanente, ya que es imposible acudir a todos los eventos que nos gustaría aunque nos dedicáramos en exclusiva a ello - que no es el caso-. 

Un claro ejemplo de esta "proliferación cultural" lo viví el sábado cuando,  mientras me dirigía a un ciclo de  cine bajo las estrellas que me habían recomendado me topé con unos carteles sobre un festival de cine cuyo fondo era estrellado y que también se desarrollaba durante dicho sábado. De forma casi retórica pregunté a mis acompañantes – ¿es aquí a dónde vamos?- y cuál fue mi sorpresa cuando la respuesta fue no. No, el cartel sobre cine plagado de estrellas no se corresponde con los tres días del ciclo “cine bajo las estrellas”; eso es otra cosa.



Ese cartel que a priori me había engañado se correspondía con el Festival de cine de París y yo me dirigía a Films sous les étoiles en Saint Cloud; cuyo cartel en realidad era este:




Pues bien, Films sous les étoiles es un ciclo de cine que se repite cada año durante estas fechas en el Parque Nacional de Saint Cloud, diseñado por André le Notre -más conocido por diseñar los jardines de Versailles-. Durante los tres días que dura el ciclo se puede disfrutar de unas sesiones maratonianas de cine totalmente gratuitas en un enclave idílico a las afueras de París y en un ambiente de lo más festivo. Gente de todas las edades se reúne alrededor de la pantalla gigante horas antes del comienzo de las proyecciones para disfrutar de un agradable cena. Es necesario llegar con antelación ya que la gente va provista de sacos de dormir, cestitas de pic-nic y, en algunos casos, hasta de mesa y sillas plegables y si te despistas te dejan sin sitio.

 Para todos aquellos que se han apuntado al evento a última hora y no han llevado su "kit de supervivencia a la intemperie" existe la posibilidad de alquilar mantas y cojines Ikea en una carpa instalada al lado de la pantalla y que, viendo como bajaba la temperatura de madrugada, no es de extrañar que recibiera visitas también de aquellos que parecían de lo más equipados a primera hora.

leparisien.fr

La programación fue un poco inestable desde mi punto de vista.: comenzamos con un corto de 6 minutos "Le moine et le poisson" para continuar con Avatar hasta la una de la madrugada, seguida por la peculiar Blow Up que quizás fuera un poco profunda para esas horas ( el público comenzaba a dormirse). El punto y final lo puso Delivrance, un film no del todo adecuado ya que los protagonistas se pasan más de la mitad de la película en el agua y/o pasando frío y... bueno, digamos que la empatía del espectador con la gran pantalla hizo las delicias de la carpa de alquiler de mantas.




Los vigilantes de seguridad no pararon de pasearse en ningún momento entre los asistentes asegurando el control de los grupos de adolescentes que habían bebido más de la cuenta y a los que les era más difícil mantener la boca cerrada, lo cual generaba una gran tranquilidad a los espectadores que nos encontrábamos en medio de un jardín inmenso y a más de 5 minutos de la primera farola.

Pero sin duda hay un detalle que con el que la organización se ganó todo mi respeto: a todos aquellos valientes que habían sobrevivido a la noche completa, una vez deshinchada la pantalla, cuando iban a devolver las mantas y cojines les regalaban un croissant y un café caliente que eran recibidos por los asistentes como agua de mayo. Son estos, los pequeños detalles, los que marcan la diferencia entre una noche de cine al aire libre y un evento de lo más cuidado.