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27 de octubre de 2013

Grandes héroes olvidados

Al estilo de la entrada las estatuas de la libertad de París en el que se descubría el origen francés de uno de los mayores símbolos estadounidenses, hoy vengo con otra revelación desconocida para la inmensa mayoría de los mortales que, en este caso, me llena de orgullo patrio: la liberación de París.

Por si alguno lo había olvidado, Francia estuvo ocupada por las fuerzas fascistas alemanas , dejándonos imágenes tan repugnantes como las de la visita de Hitler a los principales emblemas parisinos. Tras cuatro largos años en los que la mayor parte del ejército se había puesto bajo las órdenes del nuevo gobierno favorable a los alemanes y sólo unos cuantos franceses se dispusieran a las órdenes del general Charles de Gaulle, París es liberada por la novena compañia del general Leclerc, conocida como La Nueve.

Para la memoria colectiva del pueblo francés, es el pueblo francés unido quien derrota al enemigo fascista y recupera su república y su "egalité, fraternité, liberté". Cierto es que Charles de Gaulle dirigió las operaciones; cierto también que Leclerc fue quien dio la orden a La Nueve de avanzar desde Ecouche hasta París para liberar la ciudad, pero no es menos cierto que la compañia que la liberó se llamaba La Nueve y no La Neuf. 

Documento original en el que se denomina La Nueve "la compagnie espagnole" Foto: documental "La Nueve: los olvidados de la victoria".

Para poder explicar porqué los primeros militares que llegan a París son españoles hay que remontarse a los últimos coletazos de la guerra provocada por el golpe de estado orquestado por el general Franco en España: gracias a la ayuda de Hitler y su armamento ( principalmente aéreo) los sublevados españoles habían ganado terreno al ejército formado en gran parte por voluntarios de la república democrática española. Vista la pérdida de puntos estratégicos y convertido el "no pasarán" en un "no deberían haber pasado", combatientes, cargos políticos y administrativos de la democracia y civiles simpatizantes del régimen democrático huyen despavoridos hacia el último bastión republicano en busca de un modo de abandonar el país. 

Apenas 48 horas antes de que Franco alcance su objetivo, el último medio disponible para abandonar España es un barco inglés de nombre Stanbrook, que se aleja del puerto de Alicante convertido en una patera gigante y  que deja  a sus espaldas un puerto plagado de gente al que los propios supervivientes llamaron "la ratonera".
El Stanbrook antes de partir Foto: franciscorebollo.blogspot.com

El Stanbrook alcanza la costa de Argelia, por aquel entonces colonia francesa, para comenzar la mayor odisea que un ser humano pueda vivir jamás: tras días de incertidumbre en los que el gobierno francés ignora a los refugiados españoles, las mujeres y los niños son instalados en una antigua cárcel  que hace las veces de campo de refugiados, mientras que los hombres son enviados al desierto a algo bastante más parecido a un campo de concentración, en el que son obligados a trabajar en la construcción de la utópica línea de ferrocarril que debería cruzar el desierto unificando las colonias francesas. Tras años de maltratos, vejaciones y esclavitud, parte de los republicanos sobrevivientes a semejante barbarie se alistan en la legión internacional francesa con la intención de enfrentarse cara a cara con los alemanes que habían propiciado la victoria del fascismo en España y lograr la liberación que tantas veces entonaron en el camino : París- Berlín- Madrid. A ellos se unen aquellos republicanos que habían logrado cruzar los Pirineos a tiempo para formar, en un primer momento, uno de los sectores del ejército menos respetado.

Tal y como contaba hace un par de años uno de los últimos supervivientes: "nosotros no luchábamos por una bandera, como podían hacer los franceses, nosotros luchábamos por un ideal; nosotros luchábamos por la libertad". Y esa lucha de ideales fue decisiva a la hora de reconquistar Francia ya que el ejército francés decidió contar con ellos de forma mucho más participativa y respetuosa, enviando a los soldados de África (donde habían comenzado los ataques del ejército aliado) a Reino Unido, y participando posteriormente en el desembarco de Normandía. Tras pisar tierra continental al fin, el ejército se enfrentará a los alemanes en varias ocasiones, suponiendo la batalla de Ecouche el último gran enfrentamiento antes de la entrada en la capital ( en Ecouche descansan 5 españoles muertos en combate). 

Es en este momento cuando los carros de combate  Madrid, Brunete, Guernica, Guadalajara, Ebro y Teruel, bautizados así en honor de las batallas de la guerra española y Quijote, bautizado así porque en todas partes tenemos que meter a Cervantes, se disponen a realizar los más de 200 km que separan Ecouche de París.

                     

Carros de combate franceses Brunete y Madrid. Foto: documental: "La nueve: los olvidados de la victoria".

Es un 24 de agosto cuando a última hora de la tarde Guadalajara, junto con el teniente Amado Granell Mesado alcanza el Hôtel de Ville (ayuntamiento) y las campanas de toda la ciudad repican para anunciar la victoria al fascismo.



  
Algunas de las placas conmemorativas que se encuentran por París desde la Place d'Italie hasta el Hôtel de Ville desde el año 2004 como reconocimiento "a los republicanos españoles componentes principales de la Colonne Dronne".


Que al día siguiente se cambiase en los periódicos el nombre del carro de combate, que se dijese que habían sido franceses los primeros en entrar, que Francia hiciese oídos sordos a su promesa de liberar Madrid, que los Aliados decidiesen que era mejor mantener a Franco en el poder, que no hubiese un mísero reconocimiento a estos hombres en 50 años y que todavía a día de hoy los franceses no tengan ni idea de que había españoles entre sus filas, son cosas sobre las que la historia debería reflexionar.

Que personas que se vieron obligadas a defender el régimen democrático en el que vivían, que acabaron huyendo despavoridas atónitas ante la política de  no intervención de los países democráticos mientras Hitler los bombardeaba, que vivieran en campos de concentración en el desierto y a la intemperie en invierno en las costas francesas, que a pesar del maltrato sufrido decidieran alistarse para liberar Europa, que continuaran pese a las propias burlas del ejército francés, que estas personas  fueran las primeras  en entrar en París (primer símbolo de la caída del fascismo) y que formaran parte de la destrucción del Nido de Águilas de Hitler es uno de los pocos motivos de orgullo que hoy en día me quedan del país del que vengo.

El presidente François Hollande preside el homenaje a la liberacion de París en 2012 con dos banderas republicanas flanqueando la comitiva. Foto: age-derechos.blogspot.com



Enlaces más que recomendados:

Documental Cautivos en la arena

Documental La nueve: los olvidados de la victoria

Ruta Cervantes La Nueve



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