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28 de abril de 2013

Las Mil y Una Noches; la historia


Las mil y una noches constituyen sin duda alguna uno de los elementos de la cultura árabe que se ha introducido con mayor facilidad en el imaginario colectivo occidental. Digo esto porque no hay persona que en su infancia no haya oído hablar de  Simbad el Marino o Alí Babá y los cuarenta ladrones y, desde luego, no existe un solo niño en todo Occidente que no haya dedicado al menos cinco minutos de su vida a Aladdín y la princesa Jasmine.

Pero más allá de los cuentos infantiles que se han extraído de Las mil y una noches, esta obra constituye uno de los mayores legados de la cultura oriental. Como todas las grandes obras de la antigüedad  Las mil y una noches comenzaron siendo historias de transmisión oral que en un momento dado se pusieron por escrito. De hecho, tal y como sucede en las demás – La Odisea, la Biblia...- , en ella encontramos también  referencias que eluden claramente a  historias narradas y, posteriormente puestas por escrito en las otras grandes civilizaciones de la Antigüedad. Así, tal y como el Poema de Gilgamesh mesopotámico se puede ver reflejado en La Biblia, el gigante del que Simbad el Marino se escapa tras clavarle una estaca su único ojo recuerda sutilmente a un cíclope llamado Polifemo del que un tal Ulises se libra exactamente gracias a la misma técnica.

Ulises y sus amigos clavándole una estaca al cíclope. Museo Nacional de Villa Giuglia. Foto: arqueologiaenmijardin.blogspot



Pero no todo son similitudes con los grandes clásicos de la Antigüedad ya que, pese a lo que acontece en los otros libros, Las mil y una noches se continuaron escribiendo hasta hace relativamente poco tiempo.  Por ello a día de hoy los estudiosos todavía no tienen del todo claro cuántos eran los cuentos que conformaban las primigenias mil y una noches, ni cuántos son en total o cuáles son los "originales". Las versiones son muchas y muy diversas, por lo que es probable que nunca se llegue a un acuerdo total.  En parte esta peculiaridad hace que la obra sea todavía más enriquecedora, pues no solo refleja la tradición narrativa más antigua, sino que también incluye bastantes pasajes originarios de la Edad Media e incluso épocas posteriores, por lo que resulta útil incluso para analizar la evolución de diversos aspectos culturales del mundo oriental. Personalmente pienso precisamente en eso radica parte del encanto de Las mil y una noches; en la idea de la historia infinita, la transmisión cultural que pervive y continúa retroalimentando su leyenda con más historias, mas cuentos, mas noches, más ingenio para salvar la vida... más magia.

Para aquellos no iniciados en el maravilloso mundo de Las mil y una noches – algo imperdonable-, diré que cuentan la historia del sultán Sharhiar quien, tras haber sido traicionado por su primera esposa, decidió contraer matrimonio cada día con una nueva doncella a la que decapitaba la mañana después del matrimonio, una vez que esta había sido desflorada. Un día, Scherezade, la hija de un hombre importante en el reino, decidió enfrentarse al sultán, ofreciéndose voluntaria para contraer matrimonio él. Antes del amanecer, momento en el que debería llegar su fin, la joven pidió al sultán un último deseo: despedirse de su querida hermana. Sharhiar, quien accedió a la petición, asistió a la despedida en la que Scherezade comenzó a contarle una historia a su hermana que todavía no había terminado cuando les sorprendió el amanecer. El sultán, intrigado, perdonó temporalmente la vida a la mujer con el deseo de oír la continuación de la historia la noche siguiente. Así, narrando pequeñas historias nocturnas que se entrelazaban entre sí,  Scherezade logró contentar al sultán y mantenerse con vida hasta el día en que,mil y una noches después y ya con hijos de por medio, el sultán había perdido todo interés por matarla a ella o a cualquier otra persona.

En la actualidad existen colectivos feministas que critican fuertemente la figura de Scherezade y la imagen que da de la mujer (entonces mejor ni hablamos de la imagen que el sultán Sharhiar da del hombre). Personalmente no considero que este personaje tenga connotaciones negativas; me parece simplemente una persona que, gracias a su ingenio, logra detener una masacre en el reino sin necesidad de violencia alguna ni confrontaciones directas. En cuanto al papel de la mujer y la sociedad en el conjunto de Las mil y una noches, en ocasiones considero que reflejan una sociedad mucho más libre que en la actualidad, con personajes e historias cargadas de un erotismo actualmente impensable. De hecho, una de las ediciones más recientes de la historia ( El Cairo, 1985) causó un gran revuelo, llegando a considerarse inmoral y anti-islámica. Este hecho, a mi entender, refleja un retroceso en los derechos de la mujer en el mundo árabe y un prohibicionismo y tabú sobre el erotismo y la sexualidad que no siempre estuvo presente en su cultura.



Cartel de la exposición en el Institut du Monde Arabe. Representación de un ballet de 1913 en el que se refleja la sensualidad de Las mil y una noches. Foto: imarabe.org


Independientemente de la situación actual, Las mil y una noches representan la cara amable de un legado cultural con miles de años de antigüedad. Su origen se remonta a la tradición persa de países como Irán e Irak pero poco a poco sus dominios se fueron ampliando llegando a contener historias que acontecen en países como China, India  y Egipto en la zona más occidental para constituir finalmente la historia total del mundo árabe. Pese a su origen milenario, los primeros restos que se conservan  por escrito datan de la Edad Media; atribuyéndosele al narrador de cuentos Abu abd-Allah la primera compilación de la historia allá por el siglo IX d.C.



Diosa mesopotámica Isthar. Relacionada con el comienzo de la transmisión oral de Las mil y una noches. Briths Museum. Foto: wikipedia.org




No será hasta casi mil años después cuando tengamos constancia del conocimiento de su existencia en Occidente. El “culpable" será Antoine Galland quien, realiza una traducción en 12 tomos de una versión reducida de Las mil y una noches y que se publicará entre los años 1704 y 1705. En esta primera versión edulcorada no aparecerán la mayor parte de las escenas eróticas de la historia, por lo que tendremos que esperar hasta la versión inglesa realizada por Richard Francis Burton para hacernos una idea de cómo era en origen la obra, ya que Burton  se regocija en los aspectos más eróticos de la misma.

Estamos a principios del siglo XIX y podemos decir sin ninguna duda que "el mal ya estaba hecho": Las mil y una noches habían contribuido a enfatizar el interés que las clases altas mostraban por Oriente. Las tradiciones, las telas, los colores, la música, las comidas... artistas de todas las índoles bebían ya de esta fuente para realizar sus obras...desde Goethe Allan Poe hasta Gauguin y el balletu ruso, nunca en la historia había estado tan de moda el mundo oriental en Occidente.  Y es que Oriente representa lo desconocido; un mundo cargado de placeres para todos los sentidos: desde la importancia de los olores a la intensidad de los colores de sus tejidos, toda la tradición oriental resultará irresistible a una parte de la sociedad europea.

De todo ello hablaré el próximo (y último) día basándome en la retrospectiva realizada por el Instituto del Mundo Árabe.  Serán tres actualizaciones seguidas, pero podrían ser muchas más (sobre todo en un blog que debe su nombre a dichas historias y que pretende transmitir la misma idea de historia entrelazada) porque Las mil y una noches son un universo tan fascinante e inabarcable que parece que jamás vamos a conseguir traspasar la puerta de entrada.


Puerta de entrada a la exposición.



Prometido, el próximo día entramos.




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