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17 de marzo de 2013

"Paris Vu Par Hollywood": una exposición que prometía pero defraudó.


Uno de los principales motivos de que París sea una de las ciudades más idealizadas del mundo es, sin duda alguna, la imagen que de ella nos ha dado el séptimo arte.

No sé si tendrá alguna relación el hecho de que los hermanos Lumière fueran de aquí al lado, pero desde el comienzo de la historia del cine París es una ciudad que gusta a la cámara y que se gusta a sí misma al ver reflejados en la pantalla sus puentes, sus calles, sus monumentos... por eso cuando descubrí la existencia de esta exposición “París visto por Hollywood” no me sorprenció lo más mínimo ya que se trata de una de las temáticas más simples y a la vez más acertadas para realizar una exposición en la ciudad (pero a alguien se le tiene que ocurrir la idea). Obviamente una muestra de estas características tiene mucho de propaganda turístico-cultural así que, ¿quién mejor que el propio Hôtel de Ville ( ayuntamiento) para realizarla?

La entrada era gratuita y la temática parecía ser el sueño de todo comisario: una exposición que ensalzaría el valor patrimonial de la ciudad ante sus habitantes y que enamoraría a los turistas reflejando ese carácter romántico de París que uno no siempre se encuentra al salir a la calle. Además, con un título tan amplio y un poco de vista, la exposición podría abarcar todos los géneros y en consecuencia atraer a un público de todas condiciones y edades. Lo dicho, el sueño de cualquier comisario; eso que cuando estudias tus profesores te dicen que nunca lograrás hacer.




¿Qué fue lo que pasó entonces? Quizás es que el título era demasiado amplio. Quizás es que una tenía demasiadas expectativas en cuanto a lo que debería ser mostrado o  simplemente el hecho de pasarme jornadas enteras en el Louvre y conocer el Museo del Cinema de Turín hizo que esta exposición me supiera a poco, a muy poco.

Que se rodaran mas de 800 películas con París como telón de fondo hace imprescindible la selección por lo que la exposición se dividió en cuatro temáticas :
La historia del París mudo
El París sofisticado de la comedia romántica.
El apogeo de las películas del Cancán.
¡Acción! Hollywood rodó en París desde 1960.

En este aspecto no tengo nada que reprocharles a los responsables de la exposición ( Anne-Sylvie Schneider, Isabelle Cohen y Antoine de Baecque): ellos son los entendidos sobre el tema y ante semejante avalancha de películas es evidente que hay que seleccionar los momentos más representativos.


Sin embargo, una llega a la cola para entrar en el edificio (exposición gratuita y últimos días no son una buena combinación) y, tras 45 minutos esperando ante las puertas de un colosal palacio, me encuentro con que la zona de exposiciones se limita a una sección que más bien parece un entresuelo.

La visita comienza justo al terminar de subir unas escaleras, en lo que sería un pasillo. Ahí, apretujándose con el resto de la gente y con las pantallas demasiado cerca como para poder apreciar bien las escenas y la letra de las explicaciones demasiado pequeña, comienzan a contarnos la historia del cine en París. Como en realidad no se trata más que de un pasillo un poco ancho, la visualización del contenido resulta imposible: la información se encuentra a ambos lados y para poder apreciarla es necesario estar pegado a la pared contraria lo que, obviamente, perjudica la visión de los demás visitantes. Cuando por fin se acaba ese pasillo (más rápido de lo que debería sólo por las ganas de salir de allí) hay que bajar un par de escaleras desde las que ya se aprecia todo el contenido de la sala en la que se encuentra el meollo de la muestra. Sin duda antes de llegar al último escalón una sensación de ¿esto es todo? se apodera del visitante (al menos de mi). “Si lo llego a saber no hago la cola” es lo siguiente que se me pasó por la cabeza.

A falta de un lugar amplio en el que mostrar restos de guiones, vestuario y escenas de películas, unos muebles distribuyen el espacio de forma laberíntica de modo que, tras entrar en uno de los rectángulos en los que estaba dividida la sala (si, más pasillos) tenemos que contemplar los objetos que se muestran a izquierda y derecha mientras que la pantalla en la pared del fondo (no más de 6 metros) reproduce una escena supuestamente representativa de lo que nos están mostrando.

Los muebles están demasiado bajos por lo que la gente se agacha para contemplar las cosas, impidiendo el tránsito hacia el final del rectángulo.Pero en realidad eso dará igual porque allí habrá personas contemplando la pequeña pantalla puesta a la altura de los ojos del que llegue de primero, y de la nuca del primero para los que lleguemos detrás (¿de verdad no la podían poner más alta?). Los letreros estaban desgastados o habían desaparecido (aquí un aplauso al que se encargó de musealizar por favor, aunque en realidad ya llevaría varios) y los vestidos que lucía Audrey Hepburn en sus películas, si bien eran uno de los ganchos principales de la muestra, se encontraban estrangulados entre cubículos, pasillos y pantallas, siendo imposible una visualización óptima de absolutamente nada de lo que conformaba la exposición.

Parte central de la muestra

Al salir de la sala las conclusiones están muy claras: el material era poco y el lugar no era el apropiado. La temática daba para mucho más y la verdad, no me queda claro si lo que limitó el desarrollo de esta exposición fue las características del recinto o si el recinto se condicionó de ese modo para disimular las carencias de la muestra.

Creo que una temática como esta habría dado muchísimo más juego de habérselo propuesto quien sea que mandaba y, como mínimo un buen ciclo de cineParís vu par Hollywood” debería haber llenado las tardes de los martes/jueves de los meses que duró la exposición. No estoy al 100% segura de que ese ciclo no haya existido porque como ya he dicho, la pillé en sus últimos días. Sin embargo, hojeando un poco los folletos y buscando en internet no encontré nada que me inclinase a pensar que realmente se habían proyectado las películas en las que se basaba la muestra.

Para mi “París vu par Hollywood” no fue más que un preámbulo de lo que algún día será una gran retrospectiva sobre el tema en la que, tras hacer esta crítica, no creo que Antoine de Baecque me deje trabajar.

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